Cuando todo calla, solo pienso en ti, me surge tu imagen en mi cabeza, casi puedo sentir tu mano en mi pelo, casi puedo escuchar tu voz preguntando cuando llego.
Y es así como te siento en mi vida, como si estuvieras de viaje o fuera de casa, pero en algún momento te voy a volver a ver, te preguntaré cómo te fué y me platicarás de política, de corrupción o de lo que atormente tu pensamiento en ese momento, pero realmente yo quería saber como estabas o como te sentías. Siempre nuestra mala manera de comunicarnos, el intentar torpemente de convivir o coincidir en temas de futbol, cosas que componer en casa, las últimas aventuras de mis hijos o lo que hicieron mis hermanos. Cuando platicabas de ti, era sobre demandas al gobierno, que si la marcha o la rabia por un gobernante despreciable, siempre buscando justicia, así fuiste tú defendiendo lo indefendible y peleando por tu causa, como decía la canción por la cual te vi llorar "y ser fiel a mi ideal" y eso es lo que me queda muy dentro de mi, el ideal de buen esposo, de buen padre, de hacer lo correcto pese a todo, de embestir la adversidad con toda fuerza y dejar todo por la familia.
Cuando todo calla, recuerdo tu risa, tu forma de ser tan bromista y tener tan buen ambiente, tener barrio para alburear y para bailar. Verte en fiestas era fabuloso, eras muy rápido con la broma, bueno con los tragos y se deslumbraba vagancia en tu juventud cuando hacías trucos con el cigarro. Aunque por tu filosofía de ser padre y no amigo, nunca te diste la oportunidad de ser ese personaje con tus hijos y lo respeto sin reprocho. Fuiste un padre divertido cuando había que serlo, estricto y exigente cuando inculcabas disciplina, cariñoso ya cuando vinieron los nietos y podías ser lo más tierno posible y disfrutar de los bebés, aunque te daba miedo cargarlos.
Cuando todo calla, te siento conmigo, te tengo presente y deseoso de calmar mi tristeza, de poder decir de verdad las palabras que siempre necesité escuchar de ti, lo siento y estoy muy orgulloso de ti, te quiero hijo.