12 enero 2010

despertar


Cada mañana al abrir los ojos tardamos un instante en despertar totalmente, en lo que reconocemos nuestro presente y dejamos los sueños por el momento, que asimilamos el lugar en el que estamos, los aromas, los sonidos, la temperatura... Esos breves segundos que se vuelven minutos en los que no queremos salir de la cama por el calorcito confortable que existe debajo de las sábanas, la suavidad de la almohada y el placer de seguir descansando.
Cuando pedimos 5 minutos más y nos dejamos sumergir debajo de las cobijas, moviéndonos lentamente dentro de nuestra cama evitando los lugares fríos de las sábanas y abrazando las almohadas como si fuera la despedida mas renuente de nuestra comodidad. Pero en un momento estoico, después de una buena estirada, orquestamos un impulso de movimientos para emerger del confort y dar paso a un nuevo día.

Cuando despertamos en un lugar nuevo, cuando reconocemos que hemos cambiado, que nuestra vida ha dado una vuelta y no estamos en el mismo lugar de hace unos días... una casa nueva, una ciudad nueva, una vida nueva, con nuevas oportunidades, con nuevos caminos que trazar y nuevos compañeros de vida. Es grandioso reconocer que no estamos estáticos y que cualquier momento es ideal para comenzar de nuevo, para cambiar, para despertar en un nuevo horizonte en búsqueda de tus sueños y seguir creciendo. Encaminados hacia la felicidad y si puedes coincidir en ese andar con la persona que amas, que mejor que tomarle su mano y seguir despertando en su nueva vida.

"Todos los días es un despertar a un infinito de posibilidades, el límite es nuestra mente"

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